Palabras de S.M. el Rey al recibir la primera Medalla de Honor de Andalucía

 Palabras de S.M. el Rey al recibir la primera Medalla de Honor de Andalucía





Quiero que mis primeras palabras sean de profunda gratitud a Andalucía, a los andaluces, a sus representantes y a su Gobierno, por hacerme destinatario de su afecto de una manera tan solemne y a la vez tan entrañable.

Estar en Andalucía es siempre estar en casa. La cercanía, la generosidad y la calidez que recibo en esta tierra hacen que me sienta como uno más entre vosotros; me hacen sentir un andaluz más entre andaluces.

El vínculo emocional entre esta tierra y la Monarquía, forjado durante siglos, se refuerza aún más en nuestros días al compartir ambas, firmemente, los principios y los valores consagrados en la Constitución, que hacen posible nuestra convivencia democrática en libertad.

Por eso, recibo hoy la Medalla de Andalucía con una satisfacción muy especial, mucha gratitud y verdadero cariño. Ha dicho el Presidente al final de su intervención que “Ser andaluces es lo mejor que podemos ofrecer”. Querido presidente: yo no puedo recibir esta distinción con mayor orgullo y mayor honor. Gracias de corazón.

También la recibo con responsabilidad y comprometido con el futuro de esta tierra, que es parte existencial y esencial de España.

Andalucía, nuestra Nación y la Humanidad afrontan grandes desafíos en estos tiempos de extraordinaria dificultad que nos ponen a prueba como sociedad. Tiempos en los que se han demostrado más necesarias que nunca la solidaridad, la unidad y una visión de un mañana que a todos nos convoque y comprometa.

Andalucía ha demostrado a lo largo de la historia su capacidad para afrontar y vencer las adversidades. Andalucía es carácter, es ejemplo e inspiración para toda España.

El espíritu creativo, el genio, la alegría y el entusiasmo, que tan vivamente se manifiestan en todas vuestras expresiones populares y empresas colectivas, identifican vuestra forma de ser y son auténticos indicadores de esa capacidad de superación que os caracteriza. Y constituyen el mejor aval para la necesaria y deseada recuperación y para emprender la construcción del más prometedor de los futuros.

La Andalucía de hoy se cimienta en la riqueza y el esplendor de su historia. Una Historia con mayúsculas:

- De la mítica Tartesos y sus monarcas legendarios al Siglo de Oro español con figuras universales como Velázquez, Murillo o Góngora.

- De la Roma imperial, con la filosofía de Séneca y los principales emperadores oriundos de la Bética -Trajano y Adriano-, al esplendor andalusí del Califato de Córdoba y la riqueza de la cultura sefardí, representados por los grandes Averroes y Maimónides.

- De San Isidoro de Sevilla y la creación de la 1ª unidad política independiente hispana, durante la monarquía visigoda, a la integración en la Corona de los reinos taifas con el impulso de nombres imperecederos de nuestra historia como Fernando III el Santo y Alfonso X el Sabio, del cual se conmemora este año el 800 Aniversario de su nacimiento.

- Del Descubrimiento del Nuevo Mundo, iniciado desde las costas de Andalucía, a la primera Constitución liberal de 1812, que en Cádiz convocó fraternalmente a los “españoles de ambos Hemisferios”.

- De la Andalucía romántica del siglo XIX, que cautivó con su cultura y tradiciones a todos los creadores e intelectuales de Europa, a la España pujante de los últimos decenios que, en esta extraordinaria Sevilla, organizó la gran Exposición Universal de 1992.

- No caben, sin duda, en estas palabras de agradecimiento, todos los nombres de andaluces memorables que −también como García Lorca o Pablo Picasso en el siglo XX− han contribuido a enriquecer y proyectar en todo el mundo nuestra historia y nuestra cultura universal.

El pasado, el presente y el futuro de Andalucía son, pues, el pasado, el presente y el futuro de España entera.

La magnitud y el peso de esa herencia ayudan a escribir el porvenir de Andalucía. Su tradición traza las líneas de su mejor destino. Pero es en el presente donde se plasman las realidades y se confirman los pronósticos; donde se evidencian los avances de una sociedad y donde se hacen más claras sus necesidades y sus habilidades.

En este presente, encontramos una Andalucía con la ambición de la superación, que busca un futuro mejor. Una Andalucía que, más allá de las diferencias, sabe anteponer lo que une a lo que separa; lo que concilia a lo que enfrenta; lo esencial a lo superfluo.

Una Andalucía sin miedo, segura de sí misma, con sentido de la historia, consciente de su papel en España y en el mundo y de la trascendencia del momento.

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